Canadá se enfrenta a un dilema crítico en materia de inmigración en 2025, entre la creciente presión política a favor de límites estrictos y la necesidad económica de recién llegados cualificados. El líder conservador Pierre Poilievre aboga por límites estrictos a la inmigración debido a la presión sobre la vivienda y el empleo, mientras que los economistas advierten de que esto podría agravar la escasez de mano de obra y estancar el crecimiento. Con una mano de obra envejecida y una emigración récord, Canadá debe adoptar una estrategia de inmigración más inteligente y específica para cada sector. Dar prioridad a los sectores de la sanidad, la tecnología, la construcción y la educación, y racionalizar los itinerarios de trabajo temporal a permanente, podría garantizar una prosperidad sostenida. En lugar de recortar la inmigración, alinearla con la capacidad y las infraestructuras regionales es clave para transformar la crisis actual en fortaleza económica a largo plazo.
